La adaptación al maternal es un proceso que comienza cuando el niño empieza, se debe a que esto es algo totalmente nuevo para él y suele darse en una edad en la que necesita sentir que tiene todo bajo control. Para ayudarlo en esta adaptación los maternales trabajan en ir “despegando” de a poquito al niño de sus padres para que pueda quedarse con la maestra y sus compañeritos en la salita.
Dependiendo del maternal, esta modalidad por lo general consiste en que durante los primeros cuatro o cinco días de clase el niño entre a la sala a la hora de ingreso normal y se quede acompañado por su madre, padre o por la niñera o algún familiar cercano durante una hora u hora y media, que es lo que durará la clase esos primeros días, como para que vaya conociendo ese nuevo espacio tan ajeno a él. La mamá puede quedarse fuera o dentro de la sala, dependiendo de lo que disponga el maternal, pero a la vista del niño. Pasados estos días la jornada puede ir extendiéndose de a poco hasta llegar al horario normal sin acompañantes. La maestra será la encargada de guiar a los padres y establecer según las pautas de la institución, el niño y su grupo de pares, cómo se irá dando este proceso.
Claro que el período de adaptación en el niño puede durar más que los días de jornadas más cortas y en los que sus padres se quedan junto a él. La maestra se encargará de supervisar y comunicar a los padres acerca de cómo se va adaptando su hijo.
No existe una receta mágica, ni un manual de instrucciones para explicarlo. Cada niño es único y diferente, posee una historia y una familia con sus particularidades y hay que tener en cuenta que:
- La adaptación no es un hecho que se da de un día para el otro.
- Es un proceso gradual y progresivo a veces con altibajos (idas y vueltas).
- Puede durar semanas.
La adaptación es una situación activa llena de emociones, miedos, ansiedad, dudas, deseos que se dan simultáneamente. El niño puede sentir a la vez que quiere, pero que no quiere quedarse, aunque a veces no pueda expresarlo con palabras.
En esta etapa pueden aparecer repentinos dolorcitos de panza, fiebre, dificultades en la alimentación u otras conductas, asociadas con este nuevo desafío de iniciar o recomenzar el jardín, que suelen darse hasta adquirir el ritmo y lograr la aceptación y la tranquilidad necesaria para disfrutar con todos los sentidos de esta nueva experiencia.
Ante cualquier situación particular que llame la atención, o ante cualquier inquietud, no hay que dudar en comentarla con la maestra, ya sea a través del cuaderno de comunicaciones del jardín o de manera personal.
Un buen maternal mira, cuida y acompaña a los chicos para que vivan este proceso de la mejor manera posible.
En la siguiente página podemos conseguir mas información de importancia.
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