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sábado, 14 de marzo de 2015

La adaptación de los niños en la etapa de Maternal.




La adaptación al maternal es un proceso que comienza cuando el niño empieza, se debe a que esto es algo totalmente nuevo para él y suele darse en una edad en la que necesita sentir que tiene todo bajo control. Para ayudarlo en esta adaptación los maternales  trabajan en ir “despegando” de a poquito al niño de sus padres para que pueda quedarse con la maestra y sus compañeritos en la salita. 

Dependiendo del maternal, esta modalidad por lo general consiste en que durante los primeros cuatro o cinco días de clase el niño entre a la sala a la hora de ingreso normal y se quede acompañado por su madre, padre o por la niñera o algún familiar cercano durante una hora u hora y media, que es lo que durará la clase esos primeros días, como para que vaya conociendo ese nuevo espacio tan ajeno a él. La mamá puede quedarse fuera o dentro de la sala, dependiendo de lo que disponga el maternal, pero a la vista del niño. Pasados estos días la jornada puede ir extendiéndose de a poco hasta llegar al horario normal sin acompañantes. La maestra será la encargada de guiar a los padres y establecer según las pautas de la institución, el niño y su grupo de pares, cómo se irá dando este proceso.

Claro que el período de adaptación en el niño puede durar más que los días de jornadas más cortas y en los que sus padres se quedan junto a él. La maestra se encargará de supervisar y comunicar a los padres acerca de cómo se va adaptando su hijo.

No existe una receta mágica, ni un manual de instrucciones para explicarlo. Cada niño es único y diferente, posee una historia y una familia con sus particularidades y hay que tener en cuenta que:
  • La adaptación no es un hecho que se da de un día para el otro.
  • Es un proceso gradual y progresivo a veces con altibajos (idas y vueltas).
  • Puede durar semanas.

La adaptación es una situación activa llena de emociones, miedos, ansiedad, dudas, deseos que se dan simultáneamente. El niño puede sentir a la vez que quiere, pero que no quiere quedarse, aunque a veces no pueda expresarlo con palabras.

En esta etapa pueden aparecer repentinos dolorcitos de panza, fiebre, dificultades en la alimentación u otras conductas, asociadas con este nuevo desafío de iniciar o recomenzar el jardín, que suelen darse hasta adquirir el ritmo y lograr la aceptación y la tranquilidad necesaria para disfrutar con todos los sentidos de esta nueva experiencia.

Ante cualquier situación particular que llame la atención, o ante cualquier inquietud, no hay que dudar en comentarla con la maestra, ya sea a través del cuaderno de comunicaciones del jardín o de manera personal.

Un buen 
maternal mira, cuida y acompaña a los chicos para que vivan este proceso de la mejor manera posible.
 
En la siguiente página podemos conseguir mas información de importancia. 


Espero que la información sea de su ayuda. Feliz tarde a todos! 



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